viernes, 28 de octubre de 2011

La casa de la lluvia de JUAN NAVARRO BALDEWEG

JUAN NAVARRO BALDEWEG
La casa de la lluvia (1978-1982)

La Casa de la Lluvia (1978-1982) debe su nombre a las condiciones climáticas que la rodean.
La estratificación de sus materiales constructivos -piedra, vidrio y zinc- hace que la lluvia transforme la casa, vistiéndola, cambiando sus texturas y colores, y resonando en ella. Al estar la casa situada en lo alto del valle, sus vistas se orientan hacia el horizonte. Cuando llueve en la zona, el observador pierde de vista la línea del horizonte y se inserta en un espacio totalmente distinto en el que el sonido del agua que cae sobre la casa se acentúa gracias a los propios materiales con los que está construida.

La vinculación con el paisaje se reforzó al separar la estructura portante de la casa de su cerramiento y permitir así que una banda alta de ventanas recorra las fachadas con la visión ininterrumpida del horizonte. Mediante el uso de referentes arquitectónicos, como las perspectivas interiores de Baillie Scott (1865-1945) y sus ventanas situadas a la altura de la vista, Navarro Baldeweg hacía también alusión al compromiso con el funcionalismo y la poética del espacio. 

Al aumentar de escala la maqueta de cobre que fabricó Navarro Baldeweg para hacer pruebas del funcionamiento de la casa, introdujo en ella la noción del habitante, su percepción al entrar en un espacio y organizar su vida ante el paisaje.

Imaginó una casa que actuase como caja de resonancia ya que, como él mismo nos clarificó, "el instrumento y la música no son lo mismo. Nadie hace un instrumento musical por el objeto mismo. La experiencia de la arquitectura es como la de escuchar música."

Como tal, la Casa de la Lluvia únicamente se percibe en su totalidad cuando se habita en las diferentes épocas del año.

Aquí se muestran imágenes de la maqueta de cobre, la cual se construye con cubierta a dos aguas y grandes canalones, y se somete a la lluvia que pulveriza un serpentín. Con esto se consigue mostrar la relación entre la forma y el espacio.

Al estar permanentemente cayendo agua sobre la casa, se crea un efecto óptico por el cual las texturas de la casa cambian continuamente, lo que hace que ésta no parezca siempre la misma casa.




ALUMNA: María Zapata
FUENTES: Historias de casas, Recursos

1 comentario:

  1. La grandeza de este proyecto reside en el entendimiento de la arquitectura como piel que nos envuelve y nos condiciona en la forma de relacionarnos con nuestro entorno. Es un proyecto soñador, quizás el mejor ejemplo que hay en este blog sobre la casa soñada, que potencia una situación exterior vivida desde el interior, y que es experimentada previamente en una maqueta que podemos definir como una máquina de pruebas, al estilo de las mesas sísmicas que simulan terremotos.

    Es una arquitectura que va más allá del programa y, sin embargo, esto se consigue con medios convencionales, sencillamente a través del material y el acabado. Es un proyecto vivo, que cambia su apariencia en función del momento.

    María García Barrera

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